martes, 28 de febrero de 2012

Pertenencia.

Y todo inicia con una palabra, con un sonido, con una mirada.
Una mirada que puede matar.
Una mirada que enamora.
Una mirada que anuncia la llegada próxima de muchas más.
Una mirada solitaria.
Una mirada confundida.
Pero es mi mirada.
Es una mirada insegura, cobarde e imbécil, pero es mía. Pero te añora.
Te ama, te extraña, te desea, te quiere, te goza, te besa, te lee, te dedica, te canta, te baila, te abraza, te acaricia, te llora, te habla, te escribe, te cuida, te protege, te pertenece.
Tuya es la mirada, tuyos son mis ojos, ellos que no te pueden sacar de sus esferas.
Tuyos son mis labios, ellos que no pueden vivir sin sentirte.
Tuyos mis pulmones, ellos que no pueden aguantar el aire sin tu aroma.
Tuyo mi corazón, que intenta con sus poderosos latidos detrozarme las costillas y estar aún más cerca de ti, estar a tu lado.
Tuyo yo, aquel que camina por ti, que sueña contigo, que te vive.
Tuyo soy yo.