domingo, 8 de mayo de 2011

Tónica.

-Tus shorts son muy cortos-.
-¿Disculpa?-
-Que tus shorts son muy cortos-.
El asiento temblaba por culpa del camino rocoso, cuando llegaron a la carretera pareció como si alzaran el vuelo.
-¿Traes música?-
-No, se quedó sobre mi cama-.
-¿Qué, tu Ipod?-
-No tengo Ipod, iba a traer unos discos-.
-Bueno, no funciona el reproductor de todos modos-.
-Si quieres te canto-.
Ahí estaba de nuevo ese tono que tanto esperaba, ese tonito que lo volvía loco y lo llenaba de enormes ganas de besarla en cada centímetro cuadrado de su cuerpo.
Pero no podía ahorita, no era el momento adecuado.
-Ok, cántame- sonrió y colocó la mano sobre su pierna.
Ella sonrió también y le acarició la mano, pensó en que cantar y tardó unos instantes en decidirse, pero empezó a tararear una linda tonada.
Él sonrió y siguió el ritmo con los dedos.
Cuando ella llegó a la parte que si se sabía nada más susurró las palabras :"Quizás, quizás, quizás".
Y ahí estaba ese tonito de nuevo. Ya no podría aguantarlo por mucho tiempo. Ese pinche tonito que no lo dejaba pensar en nada más que en arrancarle la ropa.
Pero no, no podía. No ahorita, no a la mitad de la carretera.
¿Por qué no?
Por que no era ni el momento ni el lugar.
¿Qué no era de noche y no había nadie en kilómetros?
Bueno, pero no era adecuado.
Pero ya lo han hecho antes.
Pero no era correcto.
¿Desde cuando importa lo que es correcto?
El auto frenó lentamente a un lado del camino.
Volteó a verla con media frase aún en la boca. Y la mano aún en su pierna.
Dormida.
Cerró los ojos y sonrió para si.
Volvió a acariciar su piel, se reclinó sobre ella y le dió un beso en la frente
Puso el auto de nuevo en marcha, el motor rompió el silencio de la carretera.

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