lunes, 11 de julio de 2011

LITERAL

Capítulo 1
“Prólogo”
Un ordinario tecleado de computadora puede ser uno de los aparatos eléctricos más sucios que se puedan encontrar en una habitación, ya que entre las teclas se pueden alojar restos de jamón, madera, sal, migajas, uñas, pestañas, fruta, piel, e incluso leche, café, sangre, saliva, jugo, agua, té o lágrimas.
Y son estás últimas las que más afectan al teclado común y corriente.
El mundo está lleno de cosas que nos pueden hacer soltar una lágrima, pero si nos referimos a la pantalla de una computadora la lista se reduce considerablemente. Se puede tratar de un video desagradable, una fotografía melancólica, una canción de amor, o un documento triste.
Claro, todo se vuelve más raro si el que llora es aquel que escribió el documento.
Aún más raro si el documento está en blanco.
Este era el caso de Julián Vásquez.
Los dedos de Julián se arqueaban sobre el teclado, como buitres sobrevolando al caminante sediento, pero no se disponían a bajar, se mantenían flotando sobre las teclas, sin saber qué hacer, sin moverse.
La hoja en blanco y las palabras que no podía escribir le molestaron los ojos, la lágrima bajó por su mejilla.
Se levantó de la silla y salió de la habitación, fue a la cocina y se sirvió un vaso de agua.
El atrapante silencio rodeaba el apartamento hasta que un penetrante sonido llegó a hacerlo pedazos. El teléfono sonó una vez, dos veces, tres veces.
pensó Julián. No quería oír la voz de nadie en ese momento.
Pero se olvidó de la máquina contestadora.
La voz retumbó por las esquinas de la habitación.
-Mi amor, soy yo- sonó una dulce voz de mujer- ¿Estás bien? estoy preocupada por ti, por favor llámame.-
Algo sucedió.
La voz desencadenó algo, alguna palanca que puso en movimiento el cerebro de Julián.
Soltó el vaso, no le importaba si se hacía añicos, y corrió hacia la habitación.
Se sentó frente a la computadora, los buitres se abalanzaron sobre el caminante, escribiendo con sus picos sobre la piel del inocente, los dedos arrancaban la carne de las teclas.
Julián Vásquez estaba escribiendo el relato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario